¡Qué tal amigos! ¡Aquí estamos nuevamente! Esperamos que hayan recibido el
II Encuentro, y perdonen el atraso de esta tercer entrega.
¡Recuerdan! El I Encuentro fue sobre San Miguel, su vida, podríamos decir su
exterior e interior; tratamos de conocer su historia pero principalmente, con qué
espíritu la vivió, cuál era el alma que lo animaba. En el II Encuentro
tratamos de descubrir y profundizar el valor de los carismas en la Iglesia y cuál
es específicamente el de Betharram, también, cuál es su aporte a la gran
familia de Dios; aquí llegamos a ver quién es un betharramita, y cuál es su
espiritualidad, su ser, su particularidad.
Hoy y a partir de los sucesivos encuentros queremos ir tornando una por una,
estas características propias del ser betharramita, y profundizarlas,
meditarlas, compartirlas para redescubrirlas y vivirlas en cada uno de nosotros,
betharramitas.
Para tener un orden en la exposición y, una fuente válida de donde beber esos
elementos propios de nuestra espiritualidad, vamos a tomar textos del mismo San
Miguel; el que pasamos a citar es el que nos inspira y nos sugiere el programa a
seguir, el cual será el centrarnos en cada encuentro en una de las virtudes del
Sagrado Corazón.
"¿Divino Corazón, quieres ser mi corazón. Esa es tu Voluntad. Si, si
lugar a lo que es debido. Viejo corazón, cédele lugar al Corazón de Jesús.
Viejo corazón, desaparece para siempre. Demasiado has reinado: Corazón de Jesús,
toma el lugar, no quiero negarte nada. Corta, quema, recibe. Dame amarte: es
suficiente. Amén. Amén."
San Miguel.
En este texto y en tantos otros, como seguro le vendrán al corazón, San Miguel
deja ver su gran devoción al Sagrado Coraz6n, lo que no es un mero sentimiento,
sino como queda bien expresado en el lenguaje aguerrido de Miguel, es un amor al
Corazón de Jesús. no so1o para dirigirle una oración sentimental, sino para
que arranque su corazón y ponga el Suyo, es un amor que no se queda en los
afectos sino que abarca toda la persona; creemos que es una figura que deja bien
claro cual quiere Miguel, que sea su corazón, su espiritualidad y la de todo
betharramita.
Como hemos dicho, en los sucesivos encuentros iremos tratando una por una las
virtudes del Sagrado Corazón. Y comenzaremos por la virtud de la Caridad.
ESQUEMA
MOTIVACIÓN
Lograr que los jóvenes dejen expresado qué entienden, sienten, experimentan y
creen que es el AMOR.
Sugerimos alguna de estas propuestas, que cada animador elegirá la que más
cuadre, teniendo en cuenta a los chicos y chicas que acompaña.
PLANTEO DEL TEMA
Ya ha expresado cada uno, lo que cree y piensa sobre el amor, y lo que cada uno
vive como amor.
En lo que dijimos hay mucho afecto, experiencia y verdad, pero también muchas
cosas que clarificar, darle más solidez, ponerle el verdadero fundamento, para
lo cual es necesario ir más allá de nuestra propia experiencia, sentimientos e
ideas, ser sencillos y escuchar al que nos puede aportar claridad.
Como el fin de estos encuentros es crecer en nuestra espiritualidad batharramita
y, un gran elemento de ella es el Amor, ese Amor que Miguel contempla en el
Corazón de Jesús, vamos a escuchar lo que él pensaba sobre el Amor.
TEXTO ILUMINADOR
I CORINTIOS 13 "EL HIMNO DE LA CARIDAD"
A partir de todo lo compartido, el animador hace una breve síntesis, aportando
claridad y fijando los puntos concretos a destacar.
Este momento, si la Celebración se hace a continuación, puede ser suprimido
como tal, o verter estas ideas en la misma.
CELEBRACIÓN
Esta celebración debe ser ante todo un momento profundo de oración de Acción
de Gracias, por descubrirme digno de ser amado y de amar.
Puede ser conveniente en este momento realizar el signo de la paz, dándonos la paz.
"Allí donde esté tu tesoro, también estará tu corazón."
N.B.: Muy importante en esta celebración será mantener un clima de
oración continua y desde lo profundo de cada participante; también tendrán un
rol muy importante la animación con los cantos, que deben ser bien elegidos de
antemano y participativos.
TEXTOS DE SAN MIGUEL
"Este es el principio, la vida que debe animar y fecundar todas las
obras y medios exteriores. Sin duda, la ley exterior es buena. No podemos
omitirla sin cometer muchos pecados y escándalos. Pero solo con ella seremos, a
lo máximo, una estatua piadosa, no una de esas piedras vivas que componen la
Jerusalén celeste. Sin la ley interior, hasta paralizamos la Palabra de Dios,
incluso la gracia de los sacramentos."
"La verdadera caridad es a la vez suave y fuerte. Sabe conjugar el amor a
la persona con el odio al vicio. Es totalmente condescendiente, pero sin ninguna
cobarde complicidad. La virtud está en el justo medio que la discreción nos
hace conocer."
"¡Si todo el ser, el cuerpo y el alma, tuviera un solo movimiento, un
impulso generoso para ponerse bajo el influjo del Espíritu de Amor, diciendo
siempre: Aquí estoy, Ecce venio!..."
"El amor es lo que mueve al hombre; es el secreto resorte que se ha de
descubrir...; es el germen divino que se ha de desarrollar en los corazones. Si
falta, no hay nada que hacer."
"Denme un corazón que realmente ame; ese cree, saborea las cosas de Dios,
corre, vuela tras los pasos de Nuestro Señor Jesucristo."
"El que ama, en la prueba sólo ve una ocasión de mostrar su amor. Nada lo
detiene; siempre y doquier se pierde en las entrañas de la divina
caridad."
"Pues bien, en este estado de amor y de entrega perfecta a la voluntad
divina escondida bajo apariencias incluso mortales, debemos buscar la alegría,
la paz, el bien y el éxito. Desgraciadamente no amamos a Dios como es debido.
Para ver la voluntad de Dios hay que amar. El amor es clarividente; ve todo,
comprende todo, prevé, adivina."
"Desarrollar la inmensidad de la caridad en los limites de su posición. No
meterse en lo que no nos toca; pero la caridad siempre nos toca."
PARA EL OTRO... ¡LO MEJOR !
Era un matrimonio pobre. Ella hilaba a la puerta
de su choza pensando en su marido. Todo el que pasaba se quedaba prendado de la
belleza de su cabello negro, largo como hebras brillantes salidas de su rueca.
Él iba cada día al mercado con algunas frutas. A la sombra de un árbol, se
sentaba a esperar, sujetando entre los dientes su pipa vacía. No llegaba el
dinero para comprar un pellizco de tabaco.
Se acercaba e! día del aniversario de la boda y ella no cesaba de preguntarse
qué podría regalar a su marido. Y, además, ¿con qué dinero? Una idea cruzó
su mente. Sintió un escalofrío al pensarlo, pero, al decidirse, todo su cuerpo
se estremeció de gozo; vendería su pelo para comprarle tabaco.
Ya imaginaba a su hombre en la plaza, sentado ante sus frutas dando largas
bocanadas a su pipa: aromas de incienso y de jazmín darían al dueño del
puestecillo la solemnidad y prestigio de un verdadero comerciante,
Sólo obtuvo por su pelo unas cuantas monedas, pero eligió con cuidado el más
fino estuche de tabaco. El perfume de las hojas arrugadas compensaba largamente
el sacrificio de su pelo.
Al llegar la tarde, regresó el marido. Venía cantando por el camino. Traía en
su mano un pequeño envoltorio: eran unos peines para su mujer, que acababa de
comprar tras vender su vieja pipa... Abrazados, rieron hasta el amanecer.