ORACIÓN FINAL
Padre Bueno, Señor de la
Historia, Dios rico en Misericordia, escucha nuestra oración, guía nuestros
pasos, ayúdanos a crecer en la fe.
Padre Bueno, Tú nos muestras el
camino del bien y de la vida. Nos enseñas con tu ejemplo cómo ser compasivos,
cómo vivir preocupados por los demás, cómo actuar con valentía y decisión
por la dada de todos.
Señor de la historia, tu Palabra
nos revela tu mirada atenta a las cosas que pasan. No eres un dios ajeno, lejano
extraño a nuestra tierra y a nuestra vida Escuchas, ves y sufres con la vida de
tus hijos. Te conmueve el sufrimiento, la injusticia y la opresión. No toleras
la explotación ni la exclusión. Te indigna la marginación y la pobreza
Y actúas, no te quedas con los
"brazos cruzados" no te llenas la boca con explicaciones o con
excusas. Decididamente intervienes, te manifiestas, nos muestras el cambio y la
esperanza de lo posible: Un mundo donde brille la justicia y el derecho (a la
dada plena) fluya como el agua de un manantial que no se acaba.
Dios rico en misericordia, Padre
de todos, muéstranos el camino. Ayúdanos a cambiar el corazón. Padre haz de
nosotros instrumentos de tu misericordia, agentes de la solidaridad real,
constructores de un mundo donde haya más justicia y más amor. En tu nombre,
Padre de todos, siguiendo los pasos de tu Hijo, que nos mostró el camino de la
fraternidad real, animados por el Espíritu que renueva la vida y fortalece la
entrega, danos fuerzas para vivir, llenos de misericordia.
Amén.