TAMBIEN LOS OBISPOS LLORAN
En 1831 el P. Miguel llega a ser superior de 120 seminaristas.
Al surgir un nuevo seminario en Bayona, Betharram se vacía de a poco. En 1833 el P. Miguel queda "superior de cuatro paredes de un gran edificio", como él mismo se definiera.
¿Qué hacer entonces? Recibe a los peregrinos y confiesa durante largas horas. En los tiempos de oración delante del tabernáculo y dentro de su celda, comienza a brotar una idea en su mente y en su corazón.
El paso de la Revolución había dado un golpe mortal a la tradición y a las estructuras religiosas de Francia: odio contra la Iglesia, clausura de los Institutos religiosos, un espíritu anticlerical entre los jóvenes, supresión de las obras educativas, indiferencia religiosa, desarraigo de los valores morales y religiosos, insubordinación de los curas... Un verdadero desastre. Confiará un día el santo: "Si hubieran visto, como yo, a los obispos llorar.....
La sensibilidad del P. Miguel advierte la pavorosa deserción de las masas, y comienza a gestarse en su mente la idea de fundar una familia religiosa, un "camp volant" - como decía él - de hombres escogidos, de misioneros capaces de reconquistar las posiciones perdidas, a los cuales confiaría la tarea de devolver a la tierra de Francia la cara de Dios. El llamado de Dios se hace siempre más fuerte.
El P. Miguel a los pies de la Virgen del Bello Ramo, busca descifrar los "signos de los tiempos", es decir, lo que Dios quiere de él.
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Reflexión
La tarea apostólica en la Iglesia requiere la presencia de numerosos agentes pastorales, porque "la mies es abundante, y los trabajadores son pocos. Rueguen al Dueño de la siembra que mande obreros para hacer la cosecha" (Mt. 9, 36-38).
En los tiempos del Padre Miguel, la gente se había alejado de Dios y vivía en la inmoralidad y en el odio hacia la religión. El no se desalienta frente a la ardua empresa de reconducir a la gente a la Iglesia. Sino que enardece aún más su espíritu misionero.
Hoy nuestro mundo es parecido al del Padre Miguel. Hoy Dios te llama a ti para reconducir a tus amigos a la fe y al amor. ¿ Qué puedes hacer por ellos.
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Oración
Señor, te ruego por la Iglesia:
asístela, presérvala del mal,
y conduce a los cristianos
a una vida de amor.
Haz que los hombres
te busquen como Señor.
Concédeme ser discípulo tuyo,
y amarte durante toda mi vida. Amén.
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Propósito
Busca ser un verdadero testigo de Jesús, siempre y en todo lugar, aún si alrededor tuyo existe mucha indiferencia y muchas personas que conoces viven en la ambigüedad y en la tibieza.